¿Venden más los productos con etiqueta ecológica?

11/12/2012

Existe un cada vez más amplio sector de la sociedad cuya, podemos llamar, “conciencia social” le inclina hacia un consumo responsable: productos con etiqueta ecológica.

Productos con eficiencia energética, bajo consumo, biodegradables , ecológicos,… ¿Cómo se guían los consumidores en esa compra?, ¿Creen ustedes que el etiquetado les ayuda?, ¿Cuántas etiquetas ecológicas conoces? Creemos que el desconocimiento, por parte, de los consumidores del etiquetado de los productos hace que, en muchos casos, la inversión en una certificación sea tirar el dinero.

La etiqueta, esa gran desconocida

El etiquetado de los productos es un gran desconocido para la mayoría de los consumidores en España. No sólo porque muchos no somos capaces de leer las etiquetas, sino porque no sabemos qué deben contener esas etiquetas para poder exigirlo.

Por ejemplo, en las etiquetas que acompañan a los alimentos, las empresas productoras o distribuidoras, están obligadas por Ley a incluir una serie de conceptos:

– La denominación del producto
– La lista de ingredientes
– La cantidad de determinados ingredientes
– El grado alcohólico, en las bebidas con graduación superior a 1,2%
– La cantidad neta, para productos envasados
– La duración mínima, o la fecha de caducidad
– Las condiciones de conservación y utilización
– El modo de empleo, cuando sea necesario
– La identificación de la empresa
– El lote fabricación
– El lugar de origen o procedencia

Etiquetado ecológico y su clasificación

En España, las etiquetas ecológicas se agrupan en:

Logo certificación ecologica europeaEcoetiquetas tipo I: Son de carácter voluntario, basadas en el Análisis del Ciclo de Vida (ACV). Indican la preferencia ambiental del producto o servicio dentro de una categoría de productos, aportando información concisa a los consumidores. Son etiquetas verificadas por terceros, basadas en la ISO 14024, es decir, para garantizar la transparencia y cumplimiento de criterios es necesaria la certificación por parte de un organismo independiente. Dentro de este tipo encontramos, por ejemplo Ecolabel (etiqueta ecológica europea) o las de certificación de productos ecológicos.

 

Ecoetiqueta tipo II: se trata de autodeclaraciones ambientales de productos basadas en la ISO 14021. Suele considerarse un único criterio ambiental (compostable, biodegradable, diseñado para el desmontaje, producto de larga vida, energía recuperada, reciclable, contenido reciclable, bajo consumo de recursos, bajo consumo de agua, reutilizable, rellenable, reducción de residuos). Algunas de estas ecoetiquetas pueden carecer de credibilidad, al no estar verificadas por organismos  independientes.

Ecoetiqueta tipo III: es una declaración ambiental sobre el producto, que presenta información cuantificada, de forma normalizada (por ejemplo emisiones de CO2, NO2, etc.) cumpliendo los requerimientos de la ISO 14025. A diferencia de las etiquetas ecológicas de tipo I, las declaraciones ambientales no definen unos criterios sobre la preferencia ambiental de los productos ni establecen unos criterios mínimos por cumplir, aunque si están verificadas por un organismo independiente. Dentro de este tipo, la más conocida es la Etiqueta Energética Europea, aplicable en aparatos de uso doméstico, en vehículos o edificios, que obliga a identificar el comportamiento ambiental de un producto en base a una letra que mide la eficiencia energética(A +++, A++. A+, B, C y D).

¿Sirven para vender las etiquetas ecológicas?

La finalidad de la etiqueta ecológica informa al público de que un producto cumple con unos requisitos. Si los consumidores no las conocen ni conocen lo que se debe cumplir para obtenerlas, ¿cómo las van a elegir?

Es más, por ejemplo, cuando en una etiqueta vemos escrito biodegradable, nos preguntamos ¿en qué proporción?, ¿en cuánto tiempo? igual ese producto es biodegradable en un 1% y en 300 años. Y en este último caso, ¿lo compraría?

En España, la concienciación ambiental está a años luz de la de otras partes de Europa, e incluso del mundo. Una amiga me comentó que le había impresionado que en Shanghái existen restaurantes que han medido su huella de carbono y la incluyen en el menú. Aquí cuando hablas con cualquier persona fuera del ámbito ecológico (es decir, productores o consultores ecológicos) de las mediciones de huella de carbono o de la huella hídrica de producir unos vaqueros,… nadie sabe de lo que les estás hablando.

Según un estudio publicado por la escuela de negocios suiza IMD, el Instituto Internacional para el Desarrollo Gerencial y la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), Suiza, las etiquetas ecológicas están en peligro, ya que tanto las empresas como los consumidores están empezando a confundirse con este etiquetado. No podrán ser herramientas de comercialización para nuestras empresas si este no es claro y conocido por todos.

Necesitamos educación, para saber lo que compramos, lo que comemos, y poder hacer una elección libre. Por ello, debemos exigir como consumidores, campañas de información sobre el etiquetado en general, y, en particular, sobre el ecológico, porque queremos elegir lo que nos llevamos a la boca y el mundo en el que queremos vivir y legar a nuestros hijos.

 

 

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